cuestiones de semiótica

Plantearemos unas cuestiones básicas de la lingüística, que sirvan meramente para la comprensión de la complejidad con que la poesía tiene que vérselas en su base: semiótica, sintáctica, semántica, pragmática, filosofía del lenguaje...
Entendamos para empezar que la lengua es un sistema de signos. La lengua no es más que una realidad abstracta constituida por un conjunto de elementos y un conjunto de reglas para combinar esos elementos. Por otro lado, esa realidad abstracta que es la lengua sólo se nos hace presente a través del habla, de un conjunto de acciones individuales y concretas, localizadas espacio-temporalmente, que incluimos en el comportamiento lingüístico verbal de individuos pertenecientes a una comunidad lingüística. Esta dualidad, tan conocida, se puede generalizar y concretar al mismo tiempo en la propia noción de signo. Independientemente de la noción de signo que se prefiera, resulta evidente que se puede distinguir en tal realidad un aspecto concreto, el de la utilización efectiva por parte de un emisor de ese signo, utilización única aunque repetible; y por otro lado, un componente abstracto, el del conjunto de rasgos comunes a las diversas utilizaciones de un mismo signo. Esa realidad concreta de un signo, resultado de la acción de un usuario, ha sido denominada de diferentes maneras. Siguiendo una terminología ampliamente utilizada en filosofía del lenguaje, vamos a denominar ejemplar o muestra de un signo, o prolatum, a cada uno de los resultados de la utilización de un signo, a cada una de esas realidades físicas que son el residuo perceptible de tal uso. En el caso del lenguaje humano, tales ejemplares son primariamente acontecimientos físicos consistentes en la emisión de determinadas ondas provocadas por la expulsión de aire a través de las cuerdas vocálicas y la cavidad bucal de individuos, que impresionan los órganos perceptores de otros individuos. Esa realidad concreta es la realidad primaria del lenguaje humano y sólo a través de ella es posible acceder a realidades subyacentes de carácter más abstracto. Tirando de este hilo llegamos a su componente "mágico", cuando lo abstracto se independiza, como se independiza el sentido que ya no necesita referencia, es decir, la poesía pura. (1)
Por otro lado están las características no individuales de los signos, las características comunes que hacen a diversas muestras ejemplares particulares de un mismo signo. El signo, considerado desde este punto de vista no concreto, sino abstracto, es un tipo, una realidad que no es identificable con ningún acontecimiento físico concreto, sino que es común a muchos de ellos. Es el signo en cuanto tipo, en cuanto realidad abstracta que es componente o elemento del sistema que constituye la lengua. De la misma forma que la lengua es una realidad abstracta, así lo son también sus elementos, los signos-tipo. Obsérvese a este respecto los trabajos dadaístas, los balbuceos futuristas, etc. y todo arte primitivista, brut art. Además, las relaciones que se dan entre los ejemplares de una secuencia de signos son relaciones concretas que encarnan y remiten a relaciones existentes entre los correspondientes signos-tipo.
Constituye un problema de lingüística el aislamiento y la identificación de los signos-tipo componentes de una lengua, y constituye también un problema, pero diferente, la explicación de la relación de esas realidades abstractas con realidades físicas, fonéticas, concretas. Desde el punto de vista de estas cuestiones habría que leer la poesía concreta, los juegos letristas, etc.
(1) Profundizaremos un poco más en el artículo wittgesnteando.
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